
siempre fue así,
ladron que roba a ladron,
y ahora que tengo tu corazon,
no meresco 100 años de perdon.
nadie fabrica ataúdes tan pequeños,
pero tuve que enterrar tu corazón
no soy funebrero, pero simplemente no lo quiero
y prefiero que no sea de nadie.
Y ese ramo de flores no eran un obsequio,
sino la decoracion de un entierro
bajo las luces fugitivas del sol,
aveces no hace más frio en invierno.
y esos besos que humedecian tus labios,
solo buscaban recuperar tu respiracion,
y ahora que tengo tu corazon,
meresco 100 años de dolor.
me lo enseño la vida,
antes de encerrar un corazon,
o ponerlo en una caja de madera,
es mejor cremarlo y esparcir las cenisas.
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