
ningún cuchillo puede hacerme sangrar,
pero tengo una herida nunca cocida,
en la cual el alcohol no arde solo alivia,
cauterizada con las memorias de mi vida.
fuiste quien dio las primeras puntadas,
espero que seas quien corte el hilo,
y cuando canten los ángeles,
nos encontremos en la puerta.
en el momento que pase a ser eterno,
te agradeceré los diamantes,
las veces que el destino me tiro al piso,
nunca olvide quien me enseño a pararme.
que la distancia diga lo que quiera,
escuchaste las primeras,
y cuando sea el momento,
me vas a escuchar gritar las últimas.
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