
Un bello corazón entre malezas,
bajo tu piel extiende sus raíces,
buscando luz en tu cabeza,
brotando en cada uno de tus actos;
resistiendo vientos y tormentas.
Las viejas raices del mío,
infertiles por no ver el sol,
secas y arraigadas a este mundo,
sin poder desengancharse,
como ramas secas en un descampado,
pitando aire y soltando humo;
la frialdad de que algo se consuma
delante nuestro en un abrir y cerrar de ojos.
Si no encuentro el camino antes del alba
no van a venir angeles por mi alma.
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