
Me desperté con fiebre, ardiendo como se dice, no pude coordinar ni un solo pensamiento básico hasta ducharme, acto que logre mediante mecanismos rutinarios que mi cabeza posee para cuando no puede reaccionar, algo así como un piloto automático que todos tenemos adentro.
Después de superar el estado de frío que corría por mi cuerpo mediante un cafe hirviendo que me quemo la garganta, tome un colectivo el cual me lleva al trabajo todos los días, algo así como un vórtice en el tiempo y el espacio, que me lleva casi 40 minutos y 40 cuadras mas adelante de donde estoy en el momento que entro en el, atestado de gente encontré un rincón en el fondo junto a una ventana, no para ver el viaje futurista, sino simplemente porque no podía respirar, el asma me tiene muy agarrado del escroto hace varios días, cuando logre acomodarme entre la señora obesa y el frustrado estudiante de medicina, me dispuse a escuchar música, pero no logre mas que lastimarme, con la fiebre mi cabeza no funciona receptivamente, no puede entrar nada en ella, es como un manojo de vectores donde todo se mezcla y no sabes cual es el cable positivo, cual a tierra y jugar con cables pelados es peligroso, así que desistí de la idea de escuchar música y también de la de leer, entendí que no puedo meter nada en ella, así que tome el camino opuesto, exprimirla, juntar lo que cae de entre los cables, como pañales llenos de excremento en un bebe que deben ser cambiados, o curitas llenas de pelos sobre heridas superficiales, todo caía, todo pesaba horriblemente y golpeaba contra las paredes de la cabeza como una mosca atrapada en un frasco, no podía verla, no sabia que era, me encontré mas de una ves a impulsos de mover la lengua buscando exteriorizar palabras que rebotaban para que halla menos golpeteo, palabras secas, ni siquiera oraciones, hubiera querido volver, pero ya me estaba moviendo en el tiempo y el espacio. La señora obesa disfrutaba de moverse en el asiento como si buscara darle la forma de su trasero al mismo, y el frustrado doctor daba vuelta paginas de un libro como si solo leyera el numero de cada pagina antes de pasar a la siguiente, a ese punto ya todo era insoportable, el dolor de cabeza, la falta de aire, la molestia constante, es fácil llevar a un individuo al limite, lo difícil es hacerlo saltar, aunque en ese momento me hubiera tirado en movimiento de esa terrario de hormigas con ruedas, que gracioso el mundo de las hormigas, donde todas son libres menos la reina que es una esclava del sistema de reproducción, hay cada cosa en el mundo, cada cosa maravillosa, espirituosa e inexplicable, y también hay colectivos llenos de personas, para contrarrestar el resto.
Cuando la nave circulo a menos de 5 kilómetros por hora, se abrió el vórtice, y me solté a la estratosfera, donde el aire era mas liviano que arriba de la nave, como un embajador del 118 camine con un destino asignado, sintiendo que la gravedad era mas fuerte, sintiendome aun peor y caminando como una persona que estubo ebria por días y ya no lo esta termine mi viaje en el espacio y el tiempo, 40 minutos mas allá, 40 cuadras mas acá, que mas da.
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