miércoles, 18 de julio de 2012

Despertar

La ciudad se despierta entre vapor y ruido de motores, nacen pequeñas sombras en torno a los objetos y miles de ojos son bienvenidos de nuevo al mundo, naciendo de entre el doble de parpados. La pereza, la fiaca y el calor que mantiene la frazada se apodera de los cuerpos y entonces un montón de café es ingerido por las tazas, es otro día como ayer y mañana, con el sol subiendo lentamente al cielo y las sombras arrodillándose ante él.

En un rincón de esta ciudad construida de mentiras y basura, un niño es sacudido dulcemente por su madre quien le dice que se levante, se vista y valla a desayunar la chocolatada que ella le preparo, pasan los minutos pero este niño no quiere salir del sueño, quiere seguir en el, porque este mundo no le parece tan divertido. Su madre procede entonces a ponerle las medias y su uniforme escolar mientras el dormita, lo arrastra a la cocina y lo pone delante de la taza como a un cachorro aun ciego que tiene que amamantar. Tiene 10 años y quiere vivir 90 más.

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