jueves, 12 de julio de 2012

Tathagata



Me escondo en estas hojas, lejos de lo que me rodea, lejos de la proximidad con el ser humano, entre mas adentro estoy  mas lejos del resto, y me pierdo en cada poro, en cada gota que sangra la lapicera por la presion que ejerce mi mano sobre ella, estoy nervioso, perdi el control sobre mis nervios, los pelos se erizan como si fueran a salir disparados de mi cuerpo, ya no veo lo que escribo ni escucho nada a mi alrededor, esta demasiado oscuro en este renglon como para abrir los ojos a la luz, mis pupilas explotarian, se romperian los espejos que me permiten ver esta realidad cruzada que todo lo puede amoldar a palabras que son acomodadas en letras que mi punio imprime mecanicamente, que tan crueles pueden ser mis nervios, los dedos de los pies se me desarticulan como serpientes y la presion, la velocidad en mi cabeza, tanto espacio, tanto tiempo y todo para llegar a este punto final en un renglon.

Con el poder de empezar de nuevo en el siguiente y asi en la eternidad, asi el cielo y el infierno llenos de muertos, no puedo enderesar el cuello y cuando intento concentrarme atravieso ese pensamiento al que sigue y asi me pierdo en un mundo de ideas desfondadas y cada vez mas rapido hasta que todo se detiene, respiro, compruebo estar en mi y todo vuelve a empezar desde un punto que se esparce con forma de letra, como un rio que nace de un pequenio agujero en la tierra, a veces escribir en estos momentos es poner una red en un rio violento y ver cuantos peces se sacan para alimentar al gigante pueblo que habita dentro de cada uno, dentro de cada uno, ese es el lugar mas lejano donde se puede llegar, porque una vez que se atravieza todo vuelve a empezar.


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